stefi's brain

Dentist. Writer. Watercolor & photo lover. Gym enthusiast. Creative soul

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Desarmar para volver a armar

Tuve un sueño rarísimo: se rompía el bidet del baño en el peor momento posible (sí, justo cuando ocurre una escatología). La única forma de solucionarlo fue sentarme, desarmarlo por completo y volver a armarlo. Paso por paso. Pieza por pieza.

Así me siento ahora, después de una conversación intensa con mi mamá, mi tía y mi abuela. Como si necesitara desarmarme y rearmarme de nuevo.

¿Juntar esas piezas de nuevo por qué? Porque en los últimos meses la vida dejó de ser la misma. El cauce del río cambió de dirección de golpe, y no fue para bien. Fue como si alguien me empujara, con fuerza, hacia un lugar incómodo. Un dolor que transforma, que hace crecer, pero que duele feísimo. Personas que pensé que eran diferentes hoy son completos extraños. Como una de esas ficciones que se escriben solas y ni siquiera vos podés creer que las protagonizás.

En ese mismo sueño extraño, aparezco en una...

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Entre nudos y susurros

Mi lado kinky anda encendido estos días y, a decir verdad, no me aguanto. A veces ni siquiera la escritura logra sacarme de esta sensación, de estas ganas de atar a alguien, de detenerlo contra mi pecho, de decirle lo bonita —o bonito— que se ve cuando se deja llevar por el deseo. Pero sobre todo, cuando se deja llevar por mí.

Ese calor que arde en la piel.
El color que deja el cáñamo sobre su piel llena de lunares.
El salpicado de pecas en su pecho, desdibujado por el rojo abrumador de la pasión que se agita justo ahí.

Tenerlo así, todo amarrado y pensando en mí, no solo enciende mi cerebro. Hace que mi cuerpo entero se entregue. No existimos fuera de ese espacio, de esa burbuja que armamos. No existimos más que en ese instante, en esas horitas de juegos. No existimos más que entre nudos y susurros.

Y que alguien me explique por qué me siento así. Por qué descubrir esto se siente...

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Borradores

Tengo un draft.
Este blog te permite guardar borradores. Escribir y dejarlos ahí, esperando.
Este se llama Destino.

Lo escribí en pandemia. Era otra Estefanía, muy distinta a la de ahora. Pero con la misma esencia.
En una parte dice:

“Pensé entonces: quizás fue el destino que me trajo hasta él.
¿Y si fue Dios? Wow, eso sería increíble.
Tendría mi historia de amor, como esas que escuchaba en predicas, las que yo también quería.
Porque sí, un día le dije a Dios:
‘Señor, yo quiero de esas historias de amor. Como la del pastor Corson, que supo que Rocío iba a ser su esposa.’
O como esos que sienten que el Señor los une desde antes.
Y es que este viaje es cortito. Somos diminutos en este planeta.
Tener a alguien a tu lado, y tenerlo hasta el final, debe ser algo maravilloso. Ver a alguien crecer con vos. Amar en el tiempo.”

Evidentemente, todo terminó mal.
Pero a lo que voy es esto:
Yo...

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La vida que me esta llamando

Por esas casualidades digitales volví a caer en esta plataforma. Me había olvidado de todo lo que escribí acá. Algunas cosas siguen existiendo, otras ya no. Por ejemplo, esa persona que alguna vez llamé “el amor de mi vida”… terminó como una película que no supo cerrar bien el guión. No lo culpo. Yo también hice las cosas mal.

Mi artritis está mejor, gracias a los ejercicios y a cuidarme un poco más. El dolor ya no me condiciona como antes. Y entonces me pregunto: ¿cuál es esa vida que me está llamando?

Capaz es esa que tenía en la universidad.
Esa donde no me cuestionaba tanto.
Donde el deseo era libre, sin consecuencias.
Donde me divertía acostándome con quien quería, sin importar demasiado el después.

Cinco meses sin ver a mi ex y ya estaba de vuelta en las redes de citas. ¡JA!
Me había olvidado lo entretenido que era esto. Tipos que te dicen “no busco nada serio”, pero por dentro...

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Fuiste chispa, fuiste fuego, fuiste espejo

Una carta que nunca te di, pero que arde cada vez que la releo.

Fuiste una chispa.
Fuiste fuego de verano.
Fuiste espejo.
Fuiste todo eso que pensé que ya no existía.

Me dejaste pensando en vos todo el día.
Y no me arrepiento.
Porque hacía mucho que no sentía así.
Pensé que el dolor me había corrompido el alma,
y que ya nunca —
ya nunca más —
iba a sentir de esta manera.

Hiciste vibrar cada parte de mi cuerpo
y ni siquiera te acercaste.
Tu sonrisa me volvió loca por unos segundos.
Y verte, aunque sea una hora,
hacía que todo mi día valiera la pena.

Sonreía como una tonta,
porque despertaste esa chispa.
Ese fuego que yo pensaba que se había apagado.
Que un idiota se había llevado.

Y así como fuiste chispa,
te fuiste.

Pero cuando te recuerdo —
cuando te me cruzás en los pensamientos —
se enciende otra vez ese fuego.
Ese fuego tan hermoso
que a veces tiene tu nombre
y otras veces no,
...

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Domingo de Ramos y otras líneas temporales

Hoy es Domingo de Ramos.
No soy muy religiosa últimamente. Antes sí lo era. Demasiado.
Hubo un tiempo en que hasta se me cruzó por la cabeza ser misionera, predicadora.
Quizás, en otra línea temporal, lo fui. Una Estefanía con esposo gringo y niños rubios, viviendo en algún lugar del Medio Oriente, escapando de la guerra pero confiando en Dios.
Sí, así de trágica me la imagino. Porque así de loca estaba.

Esta entrada, más que religiosa, es reflexiva.
Esta semana todos me contaron que se iban a “Punta”…
Y no es Punta Cana ni Punta del Este: es Punta Corral, donde está la Virgen.
Quise escribir de eso, porque a mí nunca me llamó la atención.
Fui con mis abuelos alguna vez. También con mi papá.
Pero nunca subimos al cerro.

Y subir es LA promesa.
El sacrificio.
El acto.

Entre 5, 10, 15 km o más, dependiendo desde dónde se parta.
El objetivo es subir.
La recompensa: llegar.
El camino...

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Me gustás, así nomás

Qué lindo es que te guste alguien.

Pensaba en eso el otro día… y no sé si es porque tengo el corazón romántico por naturaleza, o si simplemente ahora me estoy dando el permiso de sentir con más intensidad, de estar más presente en lo que me atraviesa.

Me encanta ese pequeño vibrar que se enciende cuando alguien te gusta. Esa chispa que aparece cuando habla, cuando sonríe… incluso cuando camina.
Y lo más loco es no saber qué es lo que te gusta.
¿Será la voz? ¿El perfume? ¿Cómo se viste? ¿Cómo se ríe? ¿Cómo se mueve en el mundo?
¿Será el color de la piel, el cabello, la forma en que dice mi nombre?

Hace mucho que no sentía esto.
Y mierda, qué lindo es sentirlo.
Porque no se trata de pedirle algo a la otra persona, ni de esperar una historia romántica de película. A veces no pasa nada más. A veces es solo un momento. A veces dura unas horas, otras veces unos meses. A veces años. Y a...

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contar nuestras historias

“Mientras más hablamos de nosotras, más aprendemos”

El otro día fui a una charla, un té de emprendedoras organizado por la municipalidad de mi ciudad, en conjunto con un club de emprendedores. Como es el mes de la mujer, organizaron un evento especial en el que varias emprendedoras contaron sus experiencias en sus respectivos campos laborales. También hubo espacio para preguntas, networking y muchas conversaciones interesantes.

En fin, una frase muy linda se quedó en mi cabeza. Una de las chicas dijo: “Mientras más hablamos de nosotras, más aprendemos”.

Mientras más contamos acerca de nuestras vidas, más aprendemos. Una de las claves del aprendizaje es la enseñanza misma. Seguramente habrás escuchado que la mejor manera de asimilar un conocimiento es a través de diferentes métodos: leyendo, escuchando o haciendo. Pero lo que realmente lo fija en nuestra mente es enseñarlo a alguien...

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Friendship

En qué momento un grupo de extraños te genera tanta confianza que puedes contarles cualquier cosa y su opinión termina por importarte más. En qué momento una cena se convierte en un diálogo de más de cinco horas debatiendo quizás tu vida o la vida de alguien más, en el cual las risas no faltan y los recuerdos se arremolinan en tu cabeza, rememorando alguna anécdota pasada.

Qué hermoso poder vivir así. Hace mucho que no me pasaba, hace mucho que no cenaba con un pequeño grupo de personas y me reía de todo lo que hablaban, opinaba quizás sin saber, pero también era escuchada. Y luego terminaba en mi cama a las dos de la mañana riéndome aún de algunos comentarios que había escuchado.

La amistad, los grupos, el sentirse parte de algo, es tan relajante a veces… Estuve mucho tiempo alejada de todo eso, creo que fácilmente unos tres o cuatro años. Me cuesta demasiado hacer amigos y mucho más...

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Pausas de Café en Buenos Aires

Hace tiempo que el café dejó de ser solo una bebida para mí. Es más bien un ritual, una pausa, un momento que se impregna en la rutina. Cuando iba a la universidad, tenía un “cuaderno de café” (bueno, así decía en la portada), y lo usaba como un journal. En casa, todas las mañanas empiezan con el aroma a café recién hecho y pan tostado. Mi mamá usa una moka italiana enorme, y yo solía verla como un objeto de la casa, algo cotidiano y familiar.

Hasta que, por casualidad, alguien me regaló mi primera moka italiana, una versión pequeña, solo para mí. Y ahí empezó todo. Me introduje en este mundo y probé café de distintos lugares, con distintos sabores, cultivados en diferentes alturas sobre el nivel del mar. Mi papá se reiría diciendo que ahora me creo experta en café, pero en realidad, solo me gusta. Aunque debo admitir que llegué al punto de comprarme una prensa francesa e intentar hacer...

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