Golden
Estoy en mi proceso de autodescubrimiento, y con ello están floreciendo partes de mi vida que han estado ocultas o sin regar por mucho tiempo. Quizás por eso, hoy mi mente me trae de vuelta a la primera vez que te vi.
No te vi de frente. Te vi de espaldas. Y por alguna razón, sentí un pequeño choque eléctrico en la yema de mis dedos. Quizás era la estática del día o tal vez algo más. Luego volteaste y ahí estabas: hermosa. Tu piel irradiaba un tono dorado, como esas canciones que describen lo sublime con la palabra golden. En ese instante, entendí por qué lo llaman así.
Tu rostro serio tenía una elegancia imponente, pero la calidez de tu sonrisa cuando nuestras miradas se cruzaban desarmaba cualquier barrera. Fue como un hechizo. El tono sereno de tu voz, la forma en que sostenías la taza de café… de repente, estaba absorbiendo cada uno de tus gestos. A pocas horas de haberte visto, ya...