La vida que me esta llamando

Por esas casualidades digitales volví a caer en esta plataforma. Me había olvidado de todo lo que escribí acá. Algunas cosas siguen existiendo, otras ya no. Por ejemplo, esa persona que alguna vez llamé “el amor de mi vida”… terminó como una película que no supo cerrar bien el guión. No lo culpo. Yo también hice las cosas mal.

Mi artritis está mejor, gracias a los ejercicios y a cuidarme un poco más. El dolor ya no me condiciona como antes. Y entonces me pregunto: ¿cuál es esa vida que me está llamando?

Capaz es esa que tenía en la universidad.
Esa donde no me cuestionaba tanto.
Donde el deseo era libre, sin consecuencias.
Donde me divertía acostándome con quien quería, sin importar demasiado el después.

Cinco meses sin ver a mi ex y ya estaba de vuelta en las redes de citas. ¡JA!
Me había olvidado lo entretenido que era esto. Tipos que te dicen “no busco nada serio”, pero por dentro están gritando “quiero que me rompas la cabeza”.
Y yo jugando ese juego, ese que también me encendía. Porque sí, me gustaba sentirme deseada, validar mi existencia a través del deseo del otro.
No lo niego. Me gustaba. Me encendía.

Pero también… me arrastraba a un lado oscuro que había olvidado.
Ese que solo quería levantar el ego, sin conectar.
Ese que se escondía detrás de un perfil falso, donde yo era “otra profesional”. Porque claro, ahora tengo una carrera, una reputación, una vida más seria. Eso dice mi papá.
Y esa chica universitaria… quedó atrás. ¿O no tanto?


Nota al pie desde el presente #

Esta entrada es vieja. Claramente, esa noche estaba o borracha o en una montaña rusa emocional, o probablemente ambas. Pero la leo hoy —con ojos nuevos— y me doy cuenta de algo: esa vida que me llamaba, no era la de los encuentros vacíos, sino la de volver a preguntarme quién soy cuando deseo.

Porque ahora…
Tuve un crush que me descolocó completamente.
Pensé mil veces en esa chica de sonrisa tímida que se me quedó en la cabeza por meses.
Y hoy, otra mujer me habita la rutina con su presencia tranquila, como si sin decir mucho me estuviera enseñando algo.

Las mujeres irrumpieron en mi cabeza como un huracán dulce y confuso.
No es que dejé de sentir atracción por los varones —todavía me encienden, lo sé, lo siento—, pero las mujeres… las mujeres me llegan a lugares que ni sabía que existían.

Me atraviesan la mente, los sueños, el cuerpo de otra manera.
Y quizás esa es la vida que me está llamando ahora.
La de descubrirme sin miedo, sin etiquetas estrictas, sin pedir permiso.
La de ser compleja, deseante, libre.
La de entender que mi valía no se mide en likes ni en validaciones externas, sino en el fuego con el que elijo vivir lo que soy.

 
1
Kudos
 
1
Kudos

Now read this

contar nuestras historias

“Mientras más hablamos de nosotras, más aprendemos” El otro día fui a una charla, un té de emprendedoras organizado por la municipalidad de mi ciudad, en conjunto con un club de emprendedores. Como es el mes de la mujer, organizaron un... Continue →