Sentir y dejarse llevar

¿Qué hay en eso que sentimos cuando nos tocamos? Cuando estamos tan cerca que el corazón late desbocado. ¿Cómo funciona la química de nuestros cerebros en ese instante? Cuando los cuerpos se aprietan y el calor se filtra a través de la tela, volviéndolo todo más intenso.

¿Cómo se pasa de estar desayunando con un completo extraño en un café aleatorio de Palermo a terminar acurrucada en su pecho, escuchando Troye Sivan?

Siempre me gustaron los raros, los distintos—o al menos eso me diría a mí misma. Pero no, creo que lo que realmente me gusta es lo humano.

Hacía tiempo que no apagaba la mente de esta manera. Que no me permitía relajar el corazón y simplemente sentir. Y por favor, cuánto lo necesitaba.

Escribir historias de amor, corregirlas y leerlas una y otra vez me ha hecho pensar en vivir más. En experimentar para después plasmarlo en palabras. ¿Se puede llamar experimento? Quizás sea más bien una hipótesis queriendo ser comprobada.

Entre sesiones kinky, ganas de conocer nueva gente y la idea de dejarme llevar por planes espontáneos, algo en mí cambió. Y en ese cambio, encontré algo que nunca había tenido: paz.

Mi urgencia ya no es urgencia. Mi ansiedad ya no corre detrás de mí cuando se trata de conocer a alguien. Me hace sentir diferente, bien, libre.

Conocerse a uno mismo no es fácil. Saber lo que querés es, quizás, una de las cosas más difíciles en la vida. Pero detenerse a sentir, a saborear, a admirar a otro, un lugar, un momento… eso es un placer que no estaba acostumbrada a permitirme.

Creo que ya no busco algo que ni siquiera sé qué es. Creo que ahora dejo que las cosas pasen, y mientras lo hacen, me entrego a la experiencia.

No sé si es la terapia, la edad o algo en mi cabeza que finalmente hizo clic.

Lo único que sé es que lo disfruto. Y disfrutarlo es delicioso.

Deberías probarlo.

 
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Una carta que nunca te di, pero que arde cada vez que la releo. Fuiste una chispa. Fuiste fuego de verano. Fuiste espejo. Fuiste todo eso que pensé que ya no existía. Me dejaste pensando en vos todo el día. Y no me arrepiento. Porque... Continue →